Ante el asesinato de Francisco Martínez por Carabineros en Panguipulli, el día 5 de febrero

Ante el indignante arrebato de la vida de Francisco, joven malabarista de Panguipulli, a manos de la policía; desde DDHH Yungay repudiamos esta brutal ejecución y exigimos conocer la identidad del funcionario involucrado, la inmediata baja institucional y que se haga efectiva su responsabilidad penal, al ser pasado a control de detención. 

La forma en que se ultimó la vida de Francisco, tras haber sido apuntado por dos funcionarios en medio de un supuesto “control de identidad”, que no emplearon con racionalidad su fuerza numérica ni su poder de fuego; no responde en ningún caso a una legítima defensa por parte del involucrado. Su proceder no evidencia de ninguna manera la “proporcionalidad” que exige la ley, para que así sea considerado. Jamás una persona que porte elementos de malabarismo -y no “machetes” como señaló la institución- podría causar un daño que amenace la vida o integridad de dos funcionarios policiales provistos de armas de fuego, elementos de protección personal y una pretendida formación profesional, que obliga a mantener un control de cada situación y no a ser generadores de hechos que amenacen o priven de la vida e integridad a las personas. Lo único que podemos constatar es la total falta de formación del funcionario policial, un policía de “gatillo fácil” que se mueve entre nosotros, los malos procesos de selección, una institución que protege y encubre, un gobierno que acostumbra a justificar y respaldar. Esperamos que el asesinato de Francisco no sea uno más de esos que no se investigan, y que terminan en la total impunidad.

Pocas horas después somos testigos del copamiento de COP (ex FFEE) ante las manifestaciones que exigen justicia por Francisco, demostrándose la continuidad y persistencia de las violaciones de DDHH propiciadas por el gobierno de Sebastián Piñera. Urge disolver esta institución policial que no se ajusta al derecho, ni a los supuestos fundamentos mismos del ordenamiento jurídico y el Estado: la democracia y los DDHH, sin los cuales no existe legitimidad alguna en el ejercicio de la autoridad. Porque no nos protegen. Nos amenazan, agreden y matan.

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